El uso del transporte público es vital para en la medida de lo posible descongestionar las vías en las ciudades y aliviar los problemas del tráfico. En las ciudades de Asia, como en el caso de Pekín en China, la contaminación ambiental en las urbes provocada sólo por el tráfico denso se ha convertido en un problema de dimensiones gigantescas, con gravísimas repercusiones negativas sobre la salud de las personas. Por este motivo están trabajando en el desarrollo de medios de transporte ecológicos, que no contaminen, y que contribuyan a acelerar y mejorar la calidad del transporte de viajeros.
Muy pronto, en Beijing, se pondrá en marcha una experiencia piloto con un novedoso autobús urbano que hará una ruta de 9 kilómetros de longitud. El vehículo se desplazará sobre raíles, hasta aquí todo bien, pero hay que resaltar la novedad de que podrá circular por encimas de los demás automóviles y éstos, a su vez, pasar por debajo de él.
El autobús ocupará el espacio de dos carriles, tendrá capacidad para unos 1.200 pasajeros y alcanzará una velocidad de hasta 40 kilómetros por hora. Parece que no es mucha velocidad pero hay que tener en cuenta que no se detendrá en semáforos ni cruces ya que su velocidad y movilidad serán constantes y al margen del tráfico circundante –salvo situaciones de emergencia, claro está-.
Sus creadores aseguran que se reduciría la congestión de las carreteras entre un 25% y un 30%. Como fuente de propulsión, combinará el uso de energía solar con eléctrica, para de esta forma reducir la emisión de CO2. SU gran capacidad le permite reemplazar a 40 autobuses convencionales, ahorrando las 860 toneladas de combustible que esos vehículos consumirían anualmente y reduciendo en 2.640 toneladas las emisiones de dióxido de carbono.