El astronauta de la Catedral Nueva de Salamanca ha perdido un brazo. El pasado 20 de septiembre los salmantinos descubrieron, perplejos, la falta.
Por el momento se desconoce la causa de la ‘mutilación’, pero todo apunta a que ha sido la consecuencia de algún acto vandálico.
Especulaciones a parte, la figura llama especialmente la atención y resalta entre el conglomerado de personajes bíblicos y ornamentos; resalta por razones obvias pues: ¡qué pinta ahí!
¿Se trata de un misterio, un mensaje alienígena sobre el misterio del universo y la creación divina? Nada de eso, más bien podría decirse que es una auténtica “frikada” del restaurador, supongo que consentida por el Sumo Pontífice Benedicto XVI. La figura se incorporó al pórtico en 1992 durante unas labores de restauración.
Si te gustan los misterios y crees en las «paleovisitas» y en las «civilizaciones superiores perdidas», no te pierdas estos «fósiles de robots«.