En el terreno de la ropa también invierten lo suyo en el estudio de nuevos materiales y tejidos para confeccionar las prendas, pero el ingeniero químico Paul Luckham y el diseñador de moda Manuel Torres se han pasao tres pueblos en el afán innovador.
Han desarrollado una especie de tejido líquido, éste se pulveriza sobre el cuerpo y crea una masa o pasta que se transforma en un vestido. Confeccionar un traje nunca se pareció tanto a realizar un graffiti o a pintar el cuadro de la bici.
El prodigioso ungüento contiene una mezcla de diferentes materiales (fibras de lana, acrílicas o de lino, entre otras) y al aplicarlo en el cuerpo del modelo se forma la tela, el tejido. Cuando se seca —que lo hace rápidamente, al instante de ser vertido— la prenda queda separada de la piel y se desprende. Al parecer puede volver a utilizarse y hasta lavarse, como un vestido normal y corriente.