Julian Beever domina la «difícil técnica pictórica» de la anamaorfosis, sus dibujos de tiza han adornado ya las aceras de un buen puñado de ciudades importantes en todo el mundo.
Sus extrañas manchas de color pueden “transformase” en animales gigantes, agujeros y fisuras profundas en el suelo, personas cayendo en fosas o pozos lúgubres, ordenadores portátiles o botellas de refresco, etc. Eso sí, siempre que mires desde el lugar idóneo.
La anomorfosis es un técnica compleja que «fuerza» al observador a tomar un determinado punto de vista preestablecido, desde el cual el elemento —por lo general un dibujo— cobra perspectiva, volumen, una forma proporcionada y clara.