El robot George pasa a ser destacado inquilino en el Museo Nacional de la Computación de Bletchley Park, donde se podrá visitar, y abandona de esta forma el frío garaje en el que ha permanecido 45 años en el olvido.
Más que un robot, George parece el Hombre de Hojalata que acompaña a Dorothy en El Mago de Of. Sin embargo George es real y cuenta con el privilegio de ser el androide más antiguo —que se conoce—. Tony Sale, piloto de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial, lo construyó a partir de los restos de un bombardero estrellado.
En 1949 el autómata se unió a las fuerzas aéreas como técnico de radar. George no tiene nada que ver con los modernos robots de hoy, de los cuales muchos parecen humanos; George se controlaba por control remoto, media 1,80 y su cuerpo era mayormente de aluminio, usaba dos baterías de moto para funcionar y podía andar, sentarse y mover los brazos y la cabeza. A pesar de su aspecto tosco y rudimentario, el humanoide de Tony Sale causó sensación en su época y en cierta forma abrió las puertas para el desarrollo de otros robots más sofisticados. Ahora vuelve a funcionar gracias a dos baterías de litio.