Enrique Conde transforma cualquier computadora obsoleta en un vehículo (auto, motocicleta, avión) y lo hace con un realismo asombroso. El artista usa las piezas (placas, ventiladores, discos duro), los accesorios (ratones, teclados) y algún que otro teléfono móvil averiado para conformar la escultura.