La obra maestra del pintor neoimpresionista Vincent van Gogh, cobra vida de la mano del videoartista Petros Vrellis. El espectador puede interactuar con el famoso cuadro por medio de una interface táctil. Al pasar la mano por la pantalla, el cielo se mueve y se deforma y la melodía se altera… todo vuelve al estado original lentamente. La sensación de movimiento, que ya de por sí da esta pintura, alcanza su máxima expresión gracias a la instalación de Petros.
«Alrededor de 80.000 partículas se mueven con un algoritmo de líquido.
El campo de velocidades no se calcula de forma automática, lo tuve que configurar manualmente.
Tengo alrededor de 30 fps a 1920 × 1080, con un procesador Intel Core i5-2500K, y una GeForce GTX560.
Seguimiento de Multitouch se hace con ofxKinect y ofxOpenCV.
La música es el resultado de mucha experimentación y suerte». Petros Vrellis.