Bonito, muy steampunk.
Las esculturas de papel de Frank Tjepkema son muy chulas, como este corazón. Un sinfín de ruedas dentadas simulan un mecanismo complejo, impulsor de las manillas del reloj de algún artesano prodigioso y minucioso, que se apartó de la gnomónica y se adentró en el apasionante mundo de los relojes mecánicos, para atrapar cada segundo en el inexorable paso del tiempo. Inquietante metáfora de lo complejo que puede resultar amar. OMG!