No se trata de un reportaje sobre la fauna y flora marinas, como puedes ver.
Más bien la historia va de recrear la atmósfera de un estudio normal, en el que los modelos posan ante el fotógrafo, pero con la novedad de capturar toda la magia y el glamour que el líquido elemento origina en los cuerpos sumergidos en él. Los movimientos lentos y ondulantes, la sensación de flotar. Es el trabajo de Rafal Makiela, un fotógrafo que se cansó de la tierra firme y se sumergió en el agua con todo su equipo para dejarnos estampas de gran belleza.