Los cosas no siempre son lo que parecen, las obras de Benjamin Shine tampoco. A simple vista podríamos pensar que estamos ante pinturas, pero nada más lejos de la realidad, estos retratos están hechos con tela —tull, para ser más precisos—.
El artista pliega el tejido montones de veces y lo alisa con una plancha hasta lograr el efecto deseado, así se perciben claramente ojos, labios, cabellos y demás rasgos físicos, logrando un parecido asombroso.