Pues no, es un robot que imita a la perfección el vuelo del insecto alado y lo hace de forma autónoma gracias a la inteligencia artificial, un sistema compuesto por un pequeño cerebro electrónico, nanocámaras infrarrojas externas y un software común que coordina el movimiento de las alas. Todo ello les permite volar a estas mariposas robóticas en espacios cerrados y en grupo, sin colisionar entre ellas.
Es una creación de Festo, una compañía alemana de alta tecnología y automatización industrial que se inspira en la naturaleza para crear sus robots más bonitos y futuristas, pero no descansa en el diseño de máquinas capaces de trabajar en grupo en las fábricas del futuro, en las que… ¡no habrán humanos!