Calzadas formadas a partir de envases desechados de PET podrían ser realidad muy pronto, antes de lo que creemos. Son más ligeras y se construyen antes, casi no necesitan mantenimiento y duran más tiempo.
El material plástico es flexible, menos pesado, más resistente —que el asfalto— a las fracturas y al deterioro causado por el tráfico. Además, en estas calzadas prefabricadas pueden dejarse huecos y galerías para cables, tubos y otras instalaciones. Estas carreteras se forman a partir de bloques que se encajan unos con otros como piezas de Lego, por lo que las obras se acaban antes y con un coste menor.