Un viaje al corazón de la tecnología y el arte, como una hormiga sobre una pantalla de plasma. Así deben de sentirse los visitantes del ultramoderno y alucinante museo de arte digital que ha abierto las puertas recientemente en Tokio.
10.000 metros cuadrados por los que adentrarse y perderse, en un mundo plagado de pantallas gigantes, luces, colores, destellos, sonidos y efectos increíbles e interactivos: cascadas que discurren por paredes virtuales, miles de lámparas, un mar embravecido, un arrozal infinito, un viaje por el espacio, millones de flores cayendo, un acuario con peces dibujados por los niños…