Caso Huawei

La punta del iceberg del conflicto tecnológico y comercial entre Estados Unidos y China por la hegemonía mundial, una guerra fría que se va calentando.

El pasado miércoles 15 de mayo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que prohibía a empresas de EEUU usar equipos de telecomunicaciones de marcas extranjeras, para justificar la medida alegó razones de seguridad (espionaje comercial y militar, posibles ciberataques…) y declaró a EEUU en estado de «emergencia nacional».

Aunque hablaba de «firmas extranjeras» en general, la orden verdaderamente era un dardo venenoso que Trump arrojaba al corazón del gigante asiático y, especialmente, a Huawei, la compañía china de tecnología móvil más competitiva, exitosa y avanzada. Huawei es pionera y va a la cabeza en la implantación de equipos y redes para 5G a nivel mundial, y éste es otro asunto que no gusta a Trump. Pero lo más sorprendente de la medida era la prohibición a empresas estadounidenses como Intel, Qualcomm y Micron de vender sus chips y componentes a Huawei.

Xi Jinping y Donald Trump.

Al hilo de todo esto, Google se subió al carro de combate de la guerra comercial y anunció que prohibiría o limitaría el uso de Android a Huawei.

La última hora del caso Huawei apunta a que la tensión ha bajado, mediante un acuerdo o —más bien— una tregua. La decisión de la Casa Blanca fue, sin duda, desesperada y precipitada y no tuvo en cuenta sus posibles consecuencias en los mercados internacionales o —lo que es peor aún— las represalias de Pekín. Aunque no se ha retirado la orden, según las últimas noticias (21 de mayo), el Departamento de Comercio de Estados Unidos habría aplazado su cumplimiento y habría otorgado un plazo de 90 días a Huawei para adaptarse a las exigencias de la Administración Trump. Según éstas exigencias Huawei debe ser más transparente, permitir el acceso de las agencias de seguridad a sus dispositivos y no emplear su tecnología para espiar u obtener información que pueda darle ventaja comercial o comprometer la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Por su parte, Huawei y el gobierno chino dicen: «esas acusaciones de espionaje son infundadas, lo que pasa es que Huawei ofrece una tecnología superior, muy segura y más barata. Huawei no espía a nadie, cosa que si hacen otras marcas famosas». Y añaden: «No deseamos una guerra comercial, eso no interesa a nadie, a unos menos que a otros, pero si eso es lo que quieren pues eso es lo que tendrán a partir de ahora».

Lista de vídeos sobre el caso Huawei.

Más sobre el caso Huewei, en Twitter:

arrow